Tu voz se escuchó en la oscuridad, sin pensarlo, caminé hacia a ti.
Sentí tus manos, guiándome, ellas calmaban el frío de mi alma.
No podía contener la atracción por tu calor, no quería perderme de tus manos.
Se fue el frío, decidiste que la ropa ya no era necesaria.
En la música de fondo sólo se encontraban tu nombre y mis suspiros.